Con todo ese tema de la escuela que retira ciertos libros de su biblioteca para los niños y niñas menores de 5 años, del que se han hecho artículos mierdosos y entrevistas de igual tufo simplista, y con el que he tenido mi primer enfado a través de la red, he aprovechado para hablar con una profe de una de las escuelas citadas, con una especialista en literatura infantil y con una madre miembro de la comisión feminista de la misma escuela.
La profe sencillamente me dice que hacen limpieza de libros una o dos veces al año y que aprovechan para revisar el catálogo (queda saber qué criterio utilizaban hasta ahora).
Hablar con la especialista en literatura infantil y juvenil ha sido un gustazo. Repasando que los cuentos de tradición oral son adaptados a cada momento histórico y sociocultural y que cada persona los transmite como quiere y como siente. A partir de ahí, cada historia transmitida oralmente puede transformarse de maneras diversas como diversa es la sociedad. Los cuentos tradicionales transmitidos de manera oral eran advertencias de los peligros que pueden acontecer. El problema está cuando se fijan en texto. ¿Cual es el texto fijado que prevalece? ¿Y cuál se coge de modelo para ediciones posteriores? Aquí està el ejercicio de lectura crítica y acompañamiento.
Volviendo a las historias y relatos para niños que advierten y preparan para asumir la vida por cuenta propia, hay algunos que son más adecuados para los más pequeños y otros que están orientados a niños y niñas más mayores. Que es el tema. Y cuando se dice orientado no es edulcorado. Así para los más peques es ideal el cuento de las 7 cabritas y el lobo; un lobo se quiere comer a las cabras que se quedan solas. Las cabras advertidas no abren la puerta, pero el lobo, con engaños, consigue entrar y se come a todas menos a la más pequeña. Cuando llega la madre se encuentra a la pequeña que le explica lo que ha pasado así que van a buscar a lobo que está durmiendo, le abren en canal, salen las cabras hermanas, le llenan la tripa de piedras y cuando este despierta, sediento cae al agua y se ahoga. Aquí “el niño” no está solo, acompañado del grupo y de la madre matan al lobo.
Después, ya nos iríamos a los tres cerditos. Este cuento les encanta a los más peques. Tres cerdos hermanos, que viviendo por separado, huyen del lobo buscando la compañía de la familia, o del grupo, para defenderse. El lobo entra por la chimenea, cae al puchero y los cerditos… se lo comen.
Después llegará el cuento en el que son dos (Hansel y Gretel, por ejemplo) y ya, si somos fieles a la dureza de la historia, la Caperucita se contaría a niños y niñas de 10 años para arriba. Es evidente que la Caperucita la conocen desde antes, esté o no esté en la biblioteca del cole, pero lo que está claro es que el niño sabe mostrar sus gustos para el nivel de “violencia” o “miedo” al que está preparado.
Yo no creo que tener en cuenta esto sea sobreproteger.
También hablamos de la importancia de la mediación y de la importancia de la buena literatura y de no entender al libro infantil como herramienta educativa exclusivamente sino como cosa artística que tiene valor en su mismo. Vaya, ella retiraría libros por mal escritos y dejaría 10 en las estanterías. Cosa que imagino también están haciendo en estas bibliotecas que se han puesto a revisar de manera crítica y feminista el catálogo.
Finalmente hablé con la madre de la comisión feminista, profesora de hispánicas y que ha trabajado en bibliotecas, que reclama que si la escuela tiene y sigue unos criterios pedagógicos, los practique también desde su biblioteca. La realidad de muchas escuelas actuales no responde al patrón heteronormativo blanco que reproducen muchos libros. Hay niñas y niños que sencillamente por el color de su piel no se sienten representados en ningún libro de su escuela, ejemplo que indica que el cuidado de la biblioteca puede ir más allá del trabajar juntos para la lucha contra el patriarcado (que en sí, no sería poca cosa).
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