(Com a part de la campanya de micro-finançament per al manteniment i transformació d’Indigestió, en la secció RetroNativa diverses persones recuperen continguts publicats anteriorment a Nativa.)
Este artículo de Nando Cruz me parece representativo de los cambios que se están produciendo en los últimos años en la crítica cultural y que, a mi juicio, tienen que ver con la oleada democratizadora que estamos viviendo en la arena política. A los críticos siempre les ha encantado descubrir nuevos territorios estéticos despreciados por sus predecesores, pero por lo general lo han hecho para urbanizar esa experiencia, para demostrar su audacia teórica y su capacidad para aplicar categorías sofisticadas en terrenos improbables. Prácticamente todo –desde las películas trash de Troma hasta el rap lisérgico de Dr Octagon– ha sido susceptible de ser analizado con generosas dosis de Delueze o Baudrillard. Lo que está pasando ahora –pienso en periodistas como Carl Wilson, Caitlin Moran, Víctor Lenore o el propio Nando Cruz– es más bien lo contrario. Algunos críticos y teóricos culturales están redefiniendo su arsenal conceptual a partir de una reconsideración de territorios invisibles o negados que muy a menudo coinciden con las formas de vida de las clases trabajadoras precarizadas.
EL BLANCO FÁCIL, de Nando Cruz: “¿Qué haríais si Justin apareciese aquí ahora mismo?”, pregunta el dicharachero reportero radiofónico a unas fans que llevan tres días haciendo cola en el Palau Sant Jordi. Y ellas, claro, gritan excitadas. Reportaje perfecto. Minutos después, ya en el estudio central, el locutor responsable quiere profundizar en el fenómeno fans y entrevista a un psicólogo. Atención a la pregunta: “¿Es más fácil que las chicas tiendan a la idolatría que los chicos?”. El psicólogo, algo contrariado, responde: “No, en absoluto”. Llegir més
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