Aquesta cita es publica originalment a Bagdadcafebcn
«¿Por qué, en los museos, está prohibido tocar las esculturas? ¿No es la escultura, acaso (al menos en su forma clásica) una forma estética que –porque tiene una dimensión voluminosa, porque ocupa un lugar concreto en el espacio, porque está hecha con una textura material que puede ser suave o áspera, fría o cálida, etcétera – compromete al sentido del tacto al menos tanto como al de la vista? Cualquier guardián de museo nos dirá: Bueno, pero si todo el mundo la toca, la acaricia, la patea, terminará gastándose, deteriorándose. Pero, pero: ese es, en todo caso, un problema práctico, no de principios estéticos, filosóficos o lo que fuere. Y además: si se “gasta”, ¿qué? Si pierde, incluso, parte de su “materia” ¿qué? ¿No sería esa “pérdida” parte de la “experiencia histórica” de la obra? (…) Nada hay de “natural” en esa obsesión conservacionista (…) ¿Deben, necesariamente, restaurarse las obras de arte, o su “deterioro” multisecular es un componente de su “recepción” actual (es decir, para permanecer benjaminianos, de su aura?»
Eduardo Grüner (2007) “El espíritu de lo real”, en Conjetural. Revista Psicoanalítica, No. 47, Buenos Aires, p.43-55
Crec tenir respostes. El per què no es poden tocar és evident. Us heu fixat què passa al voltant d’algun interruptor a la pared de casa vostra? Us heu fixat en el color de la pared? Segur? Imagineu-vos que l’obren i el tanquen centenars de vegades al dia doncs. Suposo que ja haureu intuït la resposta.
En tant a la reflexió sobre la perdurabilitat de l’obra d’art i l’acceptació de la seva degradació sense intervenció restauradora, hi han diferents punts de vista.
Jo tinc una opinió formada a partir d’un judici crític sobre la meva concepció de l’obra artística. L’obra està feta per transcendir. No és un fet casual. Analitzant la faceta immaterial i efímera de la música veiem un punt de partida molt útil per entendre les demés expressions plàstiques.
No és imprescindible, però per a mi, allò excepcional crec que ha d’anar més enllà en el temps, de la vida i de la mort.
Vamos hacer memoria. Cuando visitamos un museo, siempre vemos un “PROHIBIDO TOCAR”. En cambio cuando observamos escenografías, reproducciones y otros elementos no patrimoniales nunca vemos ninguna etiqueta, texto, señal o signo que indique que SÍ se puede tocar un determinado objeto. Igual tú sabes que si se puede tocar dicho objeto, pero no lo haces por miedo a que el segurata de turno o el auxiliar de sala vengan y te diga un “No se puede tocar”. Y esto hace que muchas veces cuando visitemos un museo estemos incómodos ante la escrupulosa mirada de este personal de los museos, y por consiguiente no disfrutamos de nuestra visita.
Para una persona que es ciega, prohibir tocar una escultura se no darle agua a un sediento,el 99 por ciento de estas esculturas dejadas llenas de polvo ,se prohíbe tocar en museo ,que como mucho y si tienes suerte de 300 esculturas hacen una copia en yeso y a correr ya tenemos el museo adaptado para las personas CiEGAS 🦮 a ponemos braile en los lavabos y en los ascensores para poder subir y bajar mejor .