Caminábamos por el barrio del Poble Sec con un cadáver a cuestas. Quién nos lo iba a decir a nosotrxs, que luchamos por la vida. Tomamos la calle alzando la muerte, la muerte de Pablo Molano. Del Molano, joder, qué rabia.
Lo hicimos porque la muerte también nos la habían robado y la habían puesto en venta, así que nos tocó recuperarla. Por eso celebramos una manifestación-entierro sin coches funerarios ni ritos prediseñados, sin ofertas de packs con músicos o sin músicos, con cura o sin cura, con cruz o sin cruz. Por el contrario, el rito se hizo de forma auto organizada ya que la gente del Ateneo La Base https://www.labase.info y alrededores se encargaron de ello y nos dieron una lección de vida y de cuidados. Hicieron algo grande y hermoso y durante varios días experimentamos un proceso tan espontáneo como organizado, tan doloroso como sanador.
Me gusta pensar que lo colectivo es otra cosa diferente de eso que llaman comunión
En esos días pasó algo que creo fue una revelación. Era como si el Molano se extendiera en los cuerpos de los demás, como si su cuerpo viajara de unxs a otrxs gracias a un gesto muy sencillo: los abrazos. Esta red de abrazos era como una red p2p, una estructura distribuida horizontalmente donde recibes pero no hay que dar nada a cambio. Surgió la necesidad urgente de darse a los demás. Digo esto y puede sonar espiritual o un poco magufo pero nada más lejos. Me refiero a algo muy básico, algo que está hecho de carne. Aunque la religión católica también se refiere al cuerpo y a la carne lo hace con metáforas y alegorías extrañas. Conforme avanzan los años más pienso que el relato cristiano no ha hecho sino cooptar cosas fundamentales como la muerte, la vida o el amor mediante una interface que ofrece una interpretación de estos elementos bajo una apariencia (solo apariencia) de proceso colectivo. Comunión le llaman, creo, confieso que sé poco de religiones.
Me gusta pensar que lo colectivo es otra cosa diferente de eso que llaman comunión. Poner cosas en común no es comulgar. Lo colectivo fue todo lo que se organizó a lo largo de esos días: un velatorio como los que se hacen en los pueblos pequeños, un homenaje salido de lo más profundo de cada unx y una manifestación poco ordinaria. Nos manifestamos y volvimos a salir a la calle de nuevo en nombre, esta vez, de Pablo. Mira que hemos salido veces a pisar el asfalto pero cada vez que esto ocurre algo recorre el cuerpo. Es como cuando te metes al agua por primera vez cada verano. Cuando se recupera la calle de forma ilegal, espontánea o masiva sucede algo clave y es que irrumpe lo no previsto. Se sabe efectivamente que vamos a pasear por la calzada pero es no previsto porque la ciudad tal y como la conocemos no está pensada para eso. Una ciudad nunca está diseñada para facilitar las formas de protesta ni tampoco para compartir un duelo, más bien lo contrario. Sin embargo, una muerte no prevista nos había llevado a encontrarnos caminando y compartiendo el dolor interrumpiendo el flujo de la ciudad.
Una manifestación consiste en okupar el espacio y habitarlo junto a otras personas formando un cuerpo común
Una manifestación consiste en okupar el espacio y habitarlo junto a otras personas formando un cuerpo común. Ese día el cuerpo común era el cuerpo ausente del Molano que se había extendido a través de los abrazos. Una manifestación es también un cuerpo, uno grande que a veces se estira como un chicle: “corre que nos quedamos atrás” o que se apelotona y se recoge porque se ha parado la cabecera delante de algún sitio y alguien lee algo pero no lo oyes. Es un espacio en el que te pierdes porque te vas saludando con mucha gente pero te encuentras rápido “¿Dónde estáis? Ah, sí, ya os veo”. Te pones al día con personas que no sueles ver pero que las sientes tan cercana como la familia o más “¿Y qué haces ahora?”. Una mani es un espacio de sociabilidad, de encuentro y de relación.
Este cuerpo colectivo que se forma constituye una arquitectura flexible y temporal, nunca tiene una forma constante y empieza y termina en un espacio de tiempo. Para qué sirve una mani, se pregunta una a veces. Se consigue poco, se acaba y cada cual a su casa. A veces se cae en esa frustración. Pero hete aquí lo que pasó en esta manifestación-homenaje. Entre otras cosas se escuchaba “esta es la mani de manis” ya que era un recorrido resumen por los hits de los últimos años de movilizaciones en Barcelona. Unxs y otrxs cogían el micro y narraban aquí pasó tal y allá cuál y el Molano hizo no sé qué. Se impuso la necesidad de auto narrarse en grupo y decirnos sí, estuvimos aquí e hicimos esto. “Ya me acuerdo, yo en esa estuve, qué risas” o “cómo corrimos”. La oralidad es la mejor forma de contar las historias, mucho mejor que la escrita. Ahí estábamos unxs cuantxs de diversas generaciones formando un cuerpo que se auto relataba en directo recordándonos un pasado inmediato. Pero no se quedó ahí la cosa sino que de la memoria se pasó rápidamente a construir presente y futuro y el siguiente paso fue a sembrar la semilla de Pablo okupando por enésima vez La Rimaia. https://twitter.com/novarimaia
Una muerte nos llevó a revelar una ciudad vívida
Ese día apareció una de las muchas capas de la ciudad que no se ven. Una muerte nos llevó a revelar una ciudad vívida, vivida a través de las luchas y cuyo mapa no sale en las guías turísticas. Se podrían trazar todos los caminos recorridos, los hitos y los acontecimientos de esas luchas y surgiría un dibujo con miles de capas, miles de Barcelonas que otrxs sembraron antes, como Pablo. Esas historias están ahí fuera pero, sobre todo, las llevamos por dentro escritas en la piel vuelta, que es la piel por la parte de dentro, la que está más pegada a la carne. Ahí se nos queda alojado todo aquello que hemos vivido, creado y compartido entre todxs, los no imprescindibles pero sí insustituibles como el Molano. Somos insustituibles porque nos necesitamos aquí y ahora. Así que no irse más, haced el favor.
Para el Molano.
Gracias Elena!! lo vivido, vivido esta y como bien dices tu la muerte nos llevo a revelar una ciudad vivida en compañía de otros muchos nosotros, esa despedida a Pablo y que nosotros también necesitábamos para paliar ese dolor de la perdida de uno de los nuestros, todo lo que estáis escribiendo es muy bueno que se haga, poner palabras a sentimientos que much+s sentimos. GRACIAS!!
esta demostrado una vez mas; pueden matarnos , pero nuestras ideas de solidaridad y comprensión de los colectivos sociales no las pueden matar.
Pedror