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Contra la cultura del miedo

Escrit el 28/04/2012 per Rubén López Cano a la categoria Cultura i democràcia, Intervencions al Fòrum, Vídeos.
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Intervenció de Rubén López Cano al Fòrum Indigestió 2012.

El 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, el tiempo de la ciencia ficción alcanzó al tiempo cotidiano en un horrendo golpe que suscitó hasta valoraciones estéticas. La “moribunda” historia resucitó de los escombros del muro de Berlín metiéndonos de un puntapié en un tiempo nuevo: la era del miedo. Somos vulnerables. Somos débiles. Un puñado de fanáticos religiosos puede destrozar nuestras ciudades como Godzilla en sus películas de serie B.

Invocando el miedo, una parte importante de nuestra vida se “policializó”. El incremento de mecanismos de control social requirió por momentos nuestra renuncia a derechos fundamentales. En España los controles aeroportuarios se incrementaron hasta el delirio pese a que el mortal golpe fanático no lo recibimos ahí, sino en los trenes de cercanías. Ahí no pudieron adoptarse medidas de control similares porque simplemente resultaban ingestionables como observó Josep Ramoneda. Es el cuento del borracho que buscaba sus llaves 20 metros más allá de donde las perdió porque “aquí si hay luz”. El miedo mina la cordura. Y comenzamos a temer más de la piel oscura. Se volvió normal sospechar de todo. De mochilas sin dueño. De los que adoran a dioses que no están bien clavados en una cruz.

En eso llegó la crisis. Y el miedo se incrementó. Miedo de perder el sueldo, el trabajo, el modo de vida. Miedo al extraño que antes trabajaba para mí y ahora me quita el pan, la salud y el bienestar. Contra el miedo rigor. ¡Que venga alguien con un garrote enorme para protegernos! Fantasía disciplinadora que se ha traducido en un abrumador vuelco hacia la derecha más extrema. Mientras tanto, un nuevo hombre del saco nos azuza todas las mañanas: agencias de calificación circunnavegan el aspecto simbólico de la economía haciendo semiótica de la catástrofe monetaria. Nuestros gobernantes se han convertido en los verdaderos antisistema: se cargan el sistema sanitario, el sistema educativo, el sistema de pensiones y el sistema cultural. Nos exigen aceptación sumisa invocando el miedo: Podría ser peor. Podría ser mucho peor. Hay que temerle al miedo.

La cultura del miedo está aquí intentando imponérsenos como actitud vital. No podemos quedarnos pasivos ante su esparcimiento. Los que trabajamos en alguna área cultural sea la creación artística, el trabajo intelectual o la promoción, podemos hacer mucho para revertir esta inseminación colectiva del terror. Hay que tomar medidas insumisas, indisciplinadas, castrar garrotes y abrir orificios para penetrarnos con nueva poiesis. Hay tres tipos de acciones que podríamos tomar. Ninguna actividad tendrá sentido si no se articula con algunas de las otras dos categorías:

1- Hay que continuar creando por cualquier medio. Recuperar el gusto por el hacer arte, reflexión, conexiones. Producir en la medida de nuestras posibilidades. Es verdad que las ayudas fallan, que tenemos que trabajar más para subsistir y que nos deprime la falta de trabajo y la merma en nuestro nivel de vida. Pero hemos de seguir intentando hacer aquello que amamos en la medida que podamos. Un amigo arquitecto ha descubierto una vía conceptual al hacer relatos de ciudades imaginadas con edificios y estructuras que pueblan en la fantasía de sus cuentos. Todos podemos hacer algo. Pero ahora más que nunca hay que socializar la creación. Llenar la red con una parte de nuestra creación y producción. Compartirla con nuestros vecinos en algún centro cívico o cultural. No se trata de regalar nuestro trabajo ante la carencia de flujo de dinero. Al perder el control de la circulación material y económica de nuestro trabajo, deberíamos reaccionar con el control de la circulación simbólica del mismo. Se trata de crear espacios alternativos de difusión cultural sin renunciar a la reactivación de los anteriores.

2- El transporte público de Barcelona ofrece el billete T10 que permite viajar 10 veces en metro, bus, tram y ferrocarriles propios con la posibilidad de hacer un transbordo gratuito durante el mismo desplazamiento. Una iniciativa ciudadana ha creado el T11: cuando se agota el billete y si aun posee el transbordo disponible, se le da a otro viajero que tome una línea distinta. Las autoridades, lejos de estimular estas medidas de ahorro, recriminan esta organización. Algunas plataformas, dan consejos para evitar o retardar desalojos o confiscación de propiedades por impago de hipotecas. La reglas tienen resquicios, no lo prevén todo y por ahí podemos colar iniciativas, pequeños revulsivos que minen el miedo y abran la posibilidad a nuevas prácticas culturales. En tiempos de crisis se suelen reactivar viejas formas económicas como el intercambio de bienes y servicios. Escribir, pintar o componer o actuar para nuestro fontanero a cambio de algún servicio, intercambiar clases o servicios o bienes usados no sólo nos permite cubrir necesidades materiales. Crisis especialmente demoledoras como la que sufrieron los cubanos tras la caída del bloque socialista en los años noventa o los argentinos en el 2000, minan la subjetividad, destrozan la autoestima y desestabilizan el equilibro interno amenazando con daños personales graves. Si uno habla con protagonistas de aquellos naufragios, estas experiencias de intercambio les han significado un ramalazo de profunda humanidad que reconstituye el alma; una recuperación en la confianza por el de al lado, por uno mismo. Es una inversión cultural a futuro.

3- Pero nada de esto tiene sentido si no participamos de un modo u otro en movilizaciones y protestas. Exigir a nuestros políticos por los medios que tenemos que lo que hay que contener, cambiar y transformar, no el estado de bienestar, sino la locura del sistema económico actual, su especulación económica, las burbujas ficticias y la corrupción. Si no ponen el dedo en la llaga se los haremos pagar muy caro exclusivamente con los medios que la democracia nos da.

Solo actuando simultáneamente en los tres ámbitos podremos transformar esta crisis en una verdadera oportunidad de cambio sociocultural efectivo.

POLIEDRO MAG © 2012 ISSN 2254-2477


Una resposta

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  1. llorenç barber says

    es de agradecer que reflexiones así de iluminadoras surjan y nos aporten un caudal de manjares para el mas que urgente alimento del salirse de todo margen y de todo paraguas falsamente guarecedor….podemos y debemos poner en danza la utopía al tiempo que con la otra mano no dejamos de vigilar y denunciar todo exceso, todo egoismo, todo hurto…incluso cuando viene de parte de esos gestores de lo cultural, o peor aún, de ciertos artistas que se resisten a salir de lo acomodaticio, del pobre pesebre con el que obtienen un sobre sueldo…..



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