Nat 52 nov_09 Perico Sambeat
Según el diccionario de la Real Academia Española, mercenario significa, entre otras cosas, “Que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios”. Según eso, ¿quién no es mercenario? El músico de jazz es mercenario por naturaleza, normalmente no toca exclusivamente en una sola formación y puede ofrecer sus servicios en otros contextos y grupos. ¡Y esto nos enriquece tremendamente!
Es este un aspecto que define el jazz y una de las razones por las que amo tanto esta música que al ser un lenguaje universal nos permite la interacción e intercambio de ideas musicales entre músicos de muy diversos orígenes y experiencias previas. A modo de ejemplo, hace poco hice una gira por Inglaterra con músicos con los que no había tocado ni conocido antes; en París perdí la conexión y acabé llegando tarde al primer bolo, a los 2 minutos de conocernos estábamos sobre el escenario y tocando en el segundo pase, en un concierto que sonó increíble.
Por mercenario también puede entenderse algo más peyorativo, pensando en el músico de estudio, o acompañante de grupos de éxito, que interpreta la música que le pongan exclusivamente por dinero; añadiré que creo que esto puede llevarnos en muchas ocasiones a un “lado oscuro” de la música, donde se puede llegar a obviar por completo la calidad de la música que toca interpretar, en busca de otros parámetros como dinero o fama…, y ello es ciertamente triste, y aleja del lado más bello y espiritual de este arte.
Aun detestando muchas de las propuestas musicales de éxito de un mundo en el que parece que se imponen la mediocridad y falta de creatividad, en estos tiempos complicados no puedo dejar de sentir un cierto respeto (aunque tampoco tanto) por ese músico que deja de lado ese amor a la buena música y se vende al que más paga.
En mi caso me siento tremendamente afortunado de poder hacer la música que me gusta, que yo considero de calidad y me apetece hacer, aquella que me gustaría escuchar como oyente, sin tener que ceder (ni haber cedido a lo largo de mi vida) ni un ápice a criterios comerciales. Poder vivir de ello es una suerte que le agradecería a Dios cada día de mi vida en el caso de que creyese remotamente en su existencia!!!
