La Murga, la cooperativa desenvolupada a partir d’Indigestió, estava a punt de constituir-se abans del confinament pel COVID19. La reclusió ens impedeix anar al notari, però no començar a actuar. Des del lloc on volem fer-ho -pensant la cultura com quelcom comú-, i tenint en compte alguns debats culturals que hi ha hagut a xarxes i en alguns mitjans els darrers dies, tenim ganes d’intercanviar impressions entre nosaltres i amb més gent, i explorar el lloc on es poden trobar cultura, treball i renda bàsica universal. Ho volem fer revisant coses que ja s’han dit i ara semblen prendre nova rellevància, ho volem fer per necessitat pròpia, i ho volem fer amb ganes d’actuar.
El proper dissabte 4 d’abril proposarem un vermut virtual per intercanviar idees, però, fins llavors, recollirem i compartirem alguns textos del passat que ens sembla que poden ajudar a la conversa. Aquí va la primera parella de textos, proposats per Andrea Soto Calderón i Rubén Martínez.
“En su investigación sobre la cultura del trabajo precario y el consumo digital, Ivor Southwood cuenta una historia en primera persona: en un momento en el que se encontraba subempleado y viviendo a base de contratos de corto plazo que conseguía en agencias de empleo de un momento para otro, una mañana tuvo la mala idea de ir al supermercado. Al volver a casa encontró en su e-mail un mensaje de una agencia que le ofrecía un trabajo por el día. Llamó a la agencia, pero le dijeron que el trabajo ya había sido asignado y le reprocharon su desconcentración. “Diez minutos en la calle es un lujo que un trabajador freelance no se puede tomar”, relata Southwood. De estos trabajadores se espera que se queden en la puerta de la fábrica, con las botas puestas, cada mañana sin falta.
En estas condiciones: La vida se vuelve precaria. Planear se hace difícil y las rutinas se tornan imposibles. El trabajo puede empezar o terminar en cualquier momento, y la responsabilidad de crear la próxima oportunidad y de surfear entre distintas tareas recae en el trabajador. El individuo debe encontrarse en un permanente estado de alerta. El ingreso regular, los ahorros, la categoría de ocupación fija ya son restos de otro mundo histórico.
No es sorprendente que sientan ansiedad, depresión o falta de quienes viven en estas condiciones, con horas de trabajo y términos de pago que pueden variar de modo infinito, en condiciones de empleo terriblemente tenues. Sin embargo, puede llamar la atención, a primera vista, que se logre persuadir a tantos trabajadores de que acepten este deterioro en las condiciones de trabajo como “naturales”, y que se ponga el foco en su interioridad (ya sea en las características de su química cerebral o en la de su historia personal) para encontrar las fuentes del estrés que puedan sentir. En el campo de batalla ideológico que Southwood describe desde adentro, la privatización del estrés se convirtió en una más de las dimensiones que se aceptan de antemano en un mundo aparentemente despolitizado. El término que he utilizado para describir este campo de batalla ideológico es “realismo capitalista”, y la privatización del estrés ha desempeñado un rol central en su emergencia”.
Mark Fisher, “La privatización del estrés”, Realismo capitalista ¿No hay alternativa?, Buenos Aires: Caja Negra, (2016) 2018, pp.125 -126
“Mientras se desarrolla, de forma limitada, el Estado del Bienestar en España, se debilita la norma del empleo estable y se extiende la norma laboral de la precariedad. Es un fenómeno generalizado en los países del capitalismo avanzado (Castel, 1997) que tiene como una de sus bases la extensión de un modelo de gestión empresarial basado en la centralidad de la flexibilidad y que toma como modelo la «empresa en red» frente a la empresa fordista (Boltanski y Chiapello, 2002). La configuración de la empresa en red o empresa flexible (Atkinson, 1984) es un proceso que cambia la organización social del trabajo, de la misma manera que lo cambió la empresa fordista; pero al igual que en esta no es un proceso homogéneo ni completo, sino que la organización flexible del trabajo convive y se mezcla con formas anteriores.
¿Qué caracteriza a esta nueva organización del trabajo? Quedémonos con tres elementos fundamentales para entender los cambios en la composición de la clase trabajadora, en sus consecuencias en términos de comportamiento político y en la forma que tenemos de estudiar esta composición: primero, la nueva segmentación del trabajo; segundo, el debilitamiento de las carreras profesionales, con el consiguiente debilitamiento de las identidades de clase tal como se entendían hasta ahora; y tercero, la normalización y naturalización de la precariedad laboral”
(…) La precariedad provoca la individualización de las relaciones laborales, y asociado a esto tiene el efecto de provocar la normalización y naturalización de esta situación laboral (Antón, 2006). En este sentido, entendemos la precariedad como un sistema que persigue la disciplinación de la fuerza de trabajo: el objetivo último es que los trabajadores y las trabajadoras acepten la degradación de las condiciones de trabajo. Al igual que pasó con la implantación de la disciplina de la gran industria y la homogenización del trabajo, el miedo a perder el trabajo favorece el cambio de modelo de trabajo (Gordon, Edwards y Reich, 1986). No podemos dejar de señalar que, a pesar de toda la nueva retórica de gestión que acompaña el modelo flexible, la herramienta de disciplinación principal continúa siendo el ejército de reserva.
El modelo de empresa «flexible» o en red, junto al cambio en la gestión de las relaciones laborales, persigue reducir la influencia sindical. De igual manera que el desarrollo del taylorismo-fordismo perseguía debilitar la influencia del sindicato de oficio reduciendo la importancia estratégica en el proceso productivo de los cuadros intermedios, el modelo de empresa flexible también es utilizado para minar las bases del sindicato fordista. El medio es la descentralización, que divide a los trabajadores y las trabajadoras e incluso les enfrenta. No es desde luego un recurso nuevo, pero sí que tiene formas y recursos novedosos y variados. Es necesario subrayar que España, por delante de Reino Unido, Eslovenia y Alemania, es el país de la UE que mayores herramientas de flexibilidad proporciona a empleadores frente empleados (Chung, 2006)”
Aja Valle, J. (2016) “Clase, precariedad laboral y crisis de régimen. Una interpretación del ciclo político de la crisis” (páginas 33-45). Pensar desde abajo 2016:5.
Disponible para descarga en: https://www.researchgate.net/publication/319101041_Clase_precariedad_laboral_y_crisis_de_regimen_Una_interpretacion_del_ciclo_politico_de_la_crisis
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