Acabo de escuchar Spectrum 7 (*) de James Tenney en Counterstream Radio, y me ha hecho pensar en la forma como los distintos instrumentos que tocan una pieza se coordinan para hacerlo juntos, como solemos decir. Más aún, solemos hablar de si van o no van juntos, como si se tratara de desplazarse en grupo hacia algún lugar.
El criterio habitual para decidir si unos cuantos intrumentos van juntos es el de la afinación y la pulsación: deben estar afinados igual y seguir la misma pulsación. No es esta la impresión que produce Spectrum 7, y a pesar de todo no creo que ningún oyente dude de que los instrumentos que intervienen en ella están tocando la misma pieza, y lo están haciendo juntos. La palabra ha de tener otro sentido en este caso.
Si hacemos el ejercicio de llevar más allá la imagen de los instrumentos yendo juntos –si me permitís que abuse un poco del lenguaje– podemos decir que, según el criterio habitual, que los instrumentos toquen juntos significa que lo hacen como un grupo de personas que caminan en formación, marcando el paso –o sea que desfilan como lo hacen los militares y los policias; y podríamos decir, en cambio, que según el criterio que Tenney aplica en Spectrum 7 –que coincide con el de muchas otras piezas, esta no es más que un ejemplo– que los instrumentos toquen juntos significa que lo hacen como un grupo de personas que sencillamente van juntas al mismo lugar: no mantienen una formació fija, no marcan el paso, pero queda claro que constituyen un grupo que se desplaza de forma solidaria, que avanza a la misma velocidad (en tanto que grupo) y en la misma dirección.
Tal vez lo único que se logra es que la historia no se entienda, y que los amigos tengan un ligero dolor de cabeza; o acaso esta sea la forma más viva y eficaz de dar a entender una experiencia compartida
El modo de desfilar de los militares y policías da a entender la sumisión absoluta de cada uno de ellos al cuerpo que constituyen. En el caso de los instrumentos que tocan juntos, si bien no creo que pueda hablarse de sumisión, se trata por lo menos de una relación de cada uno de ellos con la pieza –con el cuerpo que constituyen– muy bien definida: cada instrumento encuentra el equilibrio entre lo que hace y lo que deja de hacer, cumple su papel dejando libre –en silencio– el margen que deberán ocupar los otros.
En el caso de las personas que van juntas a un lugar, por el contrario, la relación de cada una de ellas con el grupo es mucho más compleja. Puede ocurrir que se interfieran –que se crucen y tropiecen– precisamente porque todas van al mismo lugar. Puede ocurrir que los instrumentos se solapen –haciendo el sonido más sucio y la articulación más borrosa– precisamene porque todos tocan la misma pieza. Se parece a lo que ocurre cuando tu pareja comienza a contar una buena anécdota a un grupo de amigos, y la anécdota es tan buena que no puedes quedarte callado, y la medio interrumpes, añadiendo las palabras que, te parece, harán mayor efecto, y al final acabáis contando la historia los dos a la vez, no como un dúo armonioso, sino pisándoos constantemente.
Tal vez lo único que se logra es que la historia no se entienda, y que los amigos tengan un ligero dolor de cabeza; o acaso esta sea la forma más viva y eficaz de dar a entender una experiencia compartida. Tocada de este modo, una pieza suena como si cada instrumento la hubiera querido contar mejor que los otros. Se produce una especie de multiplicación, de pliegue sobre si misma, algo como una repetición simultánea. Recuerdo como un caso extraordinario de esta suerte de autorepetición, de pliegue musical, las dos voces con que Bob Dylan se persigue a si mismo cantando The boxer.
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(*) No he sabido encontrar Spectrum 7 en la red, pero aquí podéis descargar las notas del álbum que contiene las 8 Spectrum Pieces, y en YouTube podéis escuchar Spectrum 3 y Spectrum 6.
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