Traducción de Les professions i la possibilitat de rebel·lió
Hace unos días han sido noticia el cierre del Canal 9 valenciano y la reacción de sus trabajadores, apropiándose de la programación y diciendo cosas que nunca habían dicho. Ante esto, en las redes, medios y calle, ha habido reacciones de todo tipo. Por un lado, exclamaciones entusiastas por la “nueva programación” en la que “por fin” se hablaba con libertad. En otros casos he leído gente muy crítica con estos profesionales por el hecho de que la reacción se diera ahora que se les acababa el trabajo cuando hasta ahora han colaborado en la manipulación política del PP sin hacer visible ninguna contrariedad. Finalmente, he encontrado quien dice que es normal que las reacciones y actitudes rebeldes se den en estas situaciones y no antes, y que no tiene sentido repartir carnets de autenticidad.
Las tres respuestas parecen razonables, y no tengo suficiente conocimiento -ni interés en hacerlo- como para participar en el juicio de lo que hacen o han hecho estas personas. La situación me hace pensar en el concepto de aversión a la pérdida que descubrí en el libro Sociofobia, de César Rendueles, según el cual estamos dispuestos a pagar o ceder mucho más para conservar lo que tenemos, aunque no nos convenza, que por adquirir algo nuevo. Visto así, estos trabajadores de Canal9 habrían cedido mucho mientras contaban con la posibilidad de conservar el puesto de trabajo, y sólo cuando han visto la pérdida como irreversible aparecen otras posibilidades de actuación. De hecho la alienación del trabajo ya era eso.
Pero, más allá de las reacciones y dependencias lógicas inherentes al trabajo, el caso me remite a una cuestión a la que a menudo doy vueltas que es la de cómo la profesionalidad se relaciona con estas situaciones. ¿Deberíamos esperar de unos buenos profesionales,-en este caso profesionales de la comunicación-, que esta reacción se hubiera dado antes del anuncio de cierre o, por el contrario, la idea de profesionalidad contribuye a mantener estas situaciones de conformidad?
¿Deberíamos esperar de unos buenos profesionales, que esta reacción se hubiera dado antes del anuncio de cierre o, por el contrario, la idea de profesionalidad contribuye a mantener estas situaciones de conformidad?
Hay mucha gente que supone que si, que de un buen profesional es esperable una reacción. Defienden una idea noble de las profesiones y piensan que, como los periodistas de Good Night and Good Luck, el profesional debería ser capaz de tensar las relaciones con el poder, desde una mirada íntegra de su trabajo. Supongo que son, en buena lógica, los que piensan que la reacción en Canal 9 ha llegado tarde.
Pero yo he de confesar que tengo una mirada más oscura hacia el papel de nuestra identificación con la profesión. Veo las profesiones no sólo como un constructo que desde el conocimiento o desde la experiencia nos permite llevar a cabo tareas sofisticadas, y a menudo beneficiosas, al servicio de los demás, sino también como un espacio que limita nuestra mirada global sobre las cosas, y desde donde nos constituimos en pequeños empresarios de nosotros mismos, con las servidumbres que ello conlleva. Incluso, un lugar desde donde también ejercemos nuestro poder sobre los demás, despojándolos de su saber, como decía Ivan Illich. Pero no perdamos el hilo,…
Con estos elementos, visión especializada de las cosas y necesidad de obtener beneficio a cambio nuestro conocimiento, ¿qué posibilidades tenemos de rebelarnos? Pues pienso que a menudo estas condiciones nos llevan a identificar y acotar nuestras rebeldías en “la dignidad profesional”. Asumimos la dependencia al servicio de quien nos contrata, y nos guardamos un rinconcillo para preservar la autoridad de nuestro conocimiento.
Es desde aquí que podemos decir aquello de “intento hacer bien mi trabajo, y no me meto con lo demás”, o “intento separar mis ideas de mi trabajo”. Incluso afirmaciones como “yo he visto barbaridades en mi trabajo, pero, claro, no las puedo decir,…” como si el silencio fuera una cuestión de fidelidad profesional y no de miedo. Desde esta perspectiva resulta más probable que nos pongamos duros en nombre de la profesionalidad para negarnos a iluminar un plató sin condiciones técnicas, o para leer una noticia mal redactada, que para cuestionar el marco global. La profesión nos proporciona un lugar, donde ética -una ética pequeñita- y beneficio pueden combinarse.
Visto así, yo si que imagino la posibilidad de que haya buenos profesionales en Canal 9, sin que la profesión los llevara a poner en cuestión nada. La profesionalidad no es una condición suficiente para cuestionar el marco global, y si lo puede ser para encontrar un lugar confortable en el mismo, por adverso que sea.
Pero creo que para todas estas batallas se necesitan impulsos que están más allá del cumplimiento profesional
Para superar esta pequeña prisión profesional se puede intentar, como ya está haciendo mucha gente, sobrepasar el vínculo entre el conocimiento y la ganancia económica, para poner el conocimiento al servicio de las luchas comunes. Tengo en la cabeza, por ejemplo, la participación de abogados, economistas, profesores universitarios, realizadores de vídeo,… en algunas luchas sociales.
También podemos pensar en dinámicas más orientadas a compartir el conocimiento que a capitalizarlo. O incluso podemos pensar en una lucha desde el propio espacio profesional que entienda el puesto de trabajo más allá de la mirada especializada.
Pero creo que para todas estas batallas se necesitan impulsos que están más allá del cumplimiento profesional. Disolver las identidades profesionales para entender que el cambio social necesita otra mirada.
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