Aquesta cita es publica originalment a Bagdadcafebcn
«La ‘política’ cultural se refiere a los soportes institucionales que canalizan tanto la creatividad estética como los estilos colectivos de vida: es un puente entre los dos registros. La política cultural se encarna en guías para la acción sistemáticas y regulatorias que adoptan las instituciones a fin de alcanzar sus metas. En suma, es más burocrática que creativa u orgánica: las instituciones solicitan, instruyen, distribuyen, financian, describen y rechazan a los actores y actividades que se hallan bajo el signo del artista o de la obra de arte mediante la implementación de políticas. Los gobiernos, sindicatos, universidades, movimientos sociales, grupos comunitarios, fundaciones y empresas ayudan, financian, controlan, promueven, enseñan y evalúan a las personas creativas: de hecho, deciden e instrumentan a menudo los mismos criterios que hacen posible el uso del vocablo «creativo». Ello se hace a través de tribunales que permiten las obras eróticas sobre la base de que son artísticas; de currículos que exigen a los estudiantes leer obras teatrales porque son enaltecedoras; de comisiones cinematográficas que patrocinan guiones porque reflejan intereses nacionales; de empresarios que imprimen su marca en un programa sinfónico para justificar una temporada insólita por su carácter innovador; o de fundaciones que auspician la cultura comunitaria de las minorías partiendo de la necesidad de complementar la cultura de la clase media (principalmente blanca) con la «diversidad». A su vez, estos criterios pueden derivarse, respectivamente, de la doctrina jurídica, la educación de la ciudadanía, los objetivos turísticos, los planes lucrativos de los empresarios o los deseos filantrópicos».
Toby Miller, George Yúdice (2004) Política cultural. Barcelona. Gedisa. p. 11-12
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