Aquesta cita es publica originalment a Bagdadcafebcn
«Aunque el desconocimiento de la iconografia —la ignorancia del sentido de las obras— impide al simple visitante comprender lo que tiene ante sus ojos, existe, sin embargo, en la visita ritual a un museo, la ingenua creencia de que los cuadros o las esculturas que allí se conservan nos hablan directamente, se comunican con nosotros sin que tengamos que hacer el esfuerzo de entender lo que representan. Como los objetos santos a ojos del fiel, persiste la idea —inmediata, si se quiere— de una magia del arte cuyos efectos cualquiera podrá sentir nada más franquear las puertas de un museo. La visión de un cuadro, benéfica, sería, gracias a un simple roce visual, automáticamente consoladora, tranquilizadora, terapéutica, como tocar los dedos del pie de la estatua de san Pedro en Roma. Mientras que cualquier otro ámbito requiere esforzarse, estudiar, aprender, el arte se ofrecería al primer visitante en llegar, pues nadie podría considerarse «excluido»… Una creencia similar, económica y probablemente democràtica, es la que permite que se pueda evitar plantear el molesto problema de enseñar el arte, una propedéutica que sería a lo visible lo que la historia de la literatura es a lo legible.»
Jean Clair (2011). Malestar en los museos. Gijón. Trea, p. 28-29
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