El reto era grande: elaborar unas preguntas que ayudaran a la escritora y periodista Lucia Litjmaer a responder a la cuestión propuesta por el Fòrum d’Indigestió de Tardor -“Tenim una cultura massa domesticada?”- desde el punto de vista de la música y la cultura pop. Ya digo, era un reto porque ni yo misma tenía los elementos ni el conocimiento para alumbrar una respuesta clara a esa pregunta más allá del espontáneo “sí!” que nos viene a la cabeza de inmediato. Y doblemente reto si tenemos en cuenta que normalmente cuando se habla de pop parece que sea imposible llegar a argumentos con cierta profundidad o seriedad. Pero ¡es posible! El sociólogo Simon Frith ya lo intentó en los 80 y el periodista musical Hector Fouce también ha hecho sus más que loables ensayos sobre la importancia caudal del pop en la historia de cultura en la segunda mitad del siglo XX, importancia extensible a nuestros días.
Siempre he creído que la música popular, la que se supone que proviene y se construye desde las esferas menos ilustradas y, por lo tanto, puede ser entendida como el reflejo de algo más visceral y espontáneo, tiene el mismo derecho a ser objeto de análisis precisamente por eso, por ser la música que más vertebra relaciones humanas, que más espontáneamente se digiere y que más impacto social puede conseguir. Otra cosa es como el rendimiento comercial y económico que ha tenido esta música haya pervertido su esencia.
Veamos… Hay decenas de ideas sobre las que hablar: la relación entre el pop y la evasión, el costumbrismo superficial de las letras (hay un artículo de Lijtmaer sobre esto), la falta de crítica social con lo que está cayendo fuera (crisis, injusticias sociales, manifestaciones, etc.), la influencia real de iniciativas como la Fundación Robo, el aburguesamiento del pop nacional, ¿dónde está el Frank Zappa español?, ¿de qué manera la canción protesta patria ha calado en la música popular actual?, ¿hay que hablar de Manel?… Y aún hay más: si la música pop es simplemente superficial y evasiva, ¿en qué términos debemos leerla? ¿Es esa supuesta pasividad el reflejo de un agotamiento general o por el contrario, la necesidad de huir momentáneamente de los problemas? La música tiene algo de crónica social, como cualquier manifestación artística por muy terrenal que sea, aunque es muy complicado sacar conclusiones basándose en generalizaciones. Cada persona, cada grupo, cada escena es un mundo.
Decidí que uno de los hechos que podrían ayudarme a entrar en materia fue lo que sucedió en Plaça Catalunya de Barcelona el pasado mes de mayo: las cargas policiales a los acampados allí coincidió con el festival Primavera Sound. Sé que Lucia hizo doblete y tanto se pasó por la céntrica plaza de Barcelona como por el recinto del Fòrum. Así que supongo que debe tener una opinión de porqué el festival -como estandarte de nuevas tendencias musicales, pop, del cultura, de juventud, etc,- no se pronunció públicamente sobre los hechos cuando fue algo muy presente en la opinión pública. Otra cosa es si debía hacerlo, pero supongamos que sí. A partir de ahí supongo que la conversación debería ir encauzada sobre si el pop es irresponsablemente acrítico o no y le preguntaría sobre el caso de Pulp, uno de los grupos que en el pasado PS sí hizo mención pública de apoyo a los indignados (¿dónde estaban los grupos españoles?). Casualmente Pulp es uno de los grupos que Lucía mejor conoce y ha escrito sobre ellos. Y son una buena muestra de como el pop puede hacerse eco de la coyuntura socio económica sin dejar de ser pop. Bien, vamos avanzando… Y sobre la falta de crítica en la música, un tema interesante es el papel que tienen los medios de comunicación en todo esto. Si tuviéramos una crítica musical más crítica, ¿tendríamos una mejor escena musical? Si asumimos que la cultura está demasiado domesticada, los medios que explican está cultura debe ser que también lo están, digo yo.
Por otro lado hay una idea a la que llevo dándole vueltas hace mucho tiempo: si analizamos la historia de la música popular de las últimas cinco décadas, parece que cada periodo de crisis o conflicto social ha provocado nuevos géneros musicales como respuesta de un algún tipo de ansia generalizada. Se supone que el punk, la canción protesta, el free jazz o el rock psicodélico fueron resultado de algo. Si nos atenemos a las circunstancias actuales de crisis total y global, ¿debería aparecer algún nuevo lenguaje que vehicule la rabia? Pues a mi entender, aún no ha aparecido. ¿Hay que interpretar este vacío como precisamente la evidencia de esa crisis? Seguramente es una forma demasiado naïf de leer la historia… Sí, seguro que sí. Pero quizás vale la pena preguntarlo en voz alta a ver qué respuestas provoca.
- Els vídeos d’aquesta conversa, i un fragment del debat posterior:
[youtube kN7HD2zGPKE 640 360]
[youtube KNDgK_tUJyc 640 360]
Més informació:
- El text de Lucia Litjmaer, relacionat amb la seva intervenció.
- Un resum d’algunes idees del Fòrum de Tardor.
- Enllaç a l’anunci original d’aquest Fòrum.
- Al programa de ràdio també hem parlat del Fòrum.
- Altres informacions sobre els fòrums d’Indigestió.
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