Nat 23 nov_04 José Luís Martín
Llega el tiempo de las recopilaciones, esa temporada del año en la que la música sirve para regalar algo cuando no se sabe que regalar, o mejor dicho cuando no te importa un pimiento el destinatario del regalo. Si algo tiene de positivo este hecho, parece mentira que esté escribiendo esto, es que por lo menos los regalos no son del top manta. O sí, que cutres los hay en todos los lados. De negativo, que los regalos navideños no suelen ser de las bandas que nos atañen y nos gustan, sino todo lo contrario.
En este periodo navideño es inevitable que los sesudos medios de comunicación intenten resumir lo que ha pasado en el año, como si de una revalida se tratara e intentamos aprobar el examen de ver quien ha sido el que más ha estudiado.
Desgraciadamente, si los deberes se han hecho, habrá un capítulo en todo medio que se precie dedicado a las separaciones del año, donde indudablemente se reflejaran los grandes grupo guiris que lo han dejado, pero también deberían estar los grandes grupos locales que han abandonado.
Un año especialmente sangrante para la escena barcelonesa, que mal suena esto de escena, donde han desaparecido bandas como Maple, B-Violet, Fine!, Heike, Karma Police, The Tea Servants y seguramente tendré que añadir alguna más pero ahora no caigo… ¡Suspendido!
Bandas todas ellas con una larga trayectoria y en muchos casos con un gran reconocimiento de prensa, no tanto de público, y en la mayoría de los casos con cierto tirón dentro del underground.
¿Por qué se han separado? ¿Qué ha pasado? ¿Es una epidemia? O simplemente es que ha tocado el momento del cambio, del relevo generacional, del final de un ciclo.
¿Serán capaces las nuevas bandas que están emergiendo de cubrir ese hueco dejado? ¿O es que no hay hueco dejado y en el fondo que abandones o sigas da igual, porque este es como predicar en el desierto?.
Ahora que la prensa y las instituciones se daban la mano felicitándose porque aquí en Barcelona hay movida, el “So Barcelona” y todo eso que se ha visto… ahora van y las bandas empiezan a separarse.
Esperemos que lo que queda y lo que llegue nos sorprenda, que intente emocionarnos, que busquen lo imposible para representarlo con su música… que nos hagan vivir… Que no caigamos en la apatía de escuchar y ofrecer siempre lo mismo, de intentar estar de paso para triunfar, comerse el mundo en dos días…
En el fondo no puede ser el final de un ciclo, porque para que llegue un final debe haber un principio, y aquí, con so o sin so Barcelona, no lo ha habido… nunca!
