Nat 22 set_04 José Luís Martín
¿Existe realmente la independencia? Es algo que me pregunto hace tiempo y me niego a aceptar una y otra vez la respuesta que todos nosotros sabemos, aunque no divulguemos.
La escena independiente, la música independiente, las bandas independientes, la industria independiente, no existen; se trata de un estado transitorio para unos pocos, y perecedero para la gran mayoría.
Este ente abstracto que todos defendemos a capa y espada y que rápidamente abandonamos a la primera oportunidad; es la antesala de los sueños o el desván de las decepciones… salvando la posibilidad de que sí exista alguien realmente militante y activista convencido (¿?).
No obstante es curioso que mientras se padece la independencia, se esgrimen los síntomas más comunes de la prepotencia creativa: se es más libre, más creativo, más dueño de toda la obra, en definitiva, más independiente. Pero al traspasar la barrera y caer en manos del “establishment”, se repiten las mismas paranoias sin sentido: en mi multi me dejan ser libre, dueño de mi obra, más libre, más creativo, en definitiva más independiente.
Me pregunto dónde está el fallo, quien está equivocado, porque en realidad cuando fracasa el intento de la major y se cae estrepitosamente por necesidad de nuevo en la floreciente independencia, los argumentos son del estilo de: no trabajaba a gusto, controlaban todo, no sabían que tenían entre las manos, o lo más curioso, nunca entendieron mi música.
Y en esta historia estamos todos. Los músicos porque desean llegar a más gente, que su música suene más y tocar en más sitios. Los sellos porque desean divulgar la música mejor, ser más distribuidos y tener libertad de dar salida a proyectos más complicados. Y los periodistas, si los hubiera, para ser más leídos, tener mejor ordenador y que su opinión cuente más. Todos vamos en el mismo vagón, todos nos vanagloriamos de estar en el compartimiento de la independencia, donde se viaja menos cómodo, pero se es más íntegro; todos miramos por encima del hombro a los del vagón de primera, porque para estar allí han debido ceder y eso nunca… bueno eso de nunca, tampoco es para ponerse así, nosotros somos más inteligentes y no cederemos, iremos al coche de cabeza, nos sentaremos en primera clase, pero seremos íntegros e independientes. ¿Por qué? Porque somos más listos…
Ojalá la independencia fuera como la juventud; esa enfermedad que se cura con el tiempo, pero es jodido ser algo cuando en realidad no existes…
Y a todo esto, ¿qué piensa el público independiente de ello? Dos posibles respuestas: a) Tampoco existe. B) Se la trae floja.
Sin acritud!