Nat 18 mar_04 José Luis Martín
Es curioso ver cómo está cambiando este tinglado de la industria musical, y cómo los cimientos de los más grandes se tambalean de tal forma que cada vez es más probable que se cumplan las profecías que anunciaban el final de la industria musical convencional en pocos años. El goteo de despidos en las compañías de discos es más que notable y si bien en un principio era una simple maniobra estructural, que bajo el síndrome de la piratería musical realizó una reconversión del sector salvaje y rozando la ilegalidad, además de la cordura en muchos casos, en los cuales eran despedidos trabajadores asalariados que inmediatamente eran contratados como freelance en los mismos departamentos.
Todo ello conlleva, de forma lenta pero segura, cambios de comportamiento, y ya se empiezan a firmar contratos discográficos que llevan unidos el contrato de management, como una nueva expresión de rentabilizar la inversión económica en el músico. Con la piratería no hay quien acabe, y ahora que estamos en plena campaña electoral no ha habido ningún partido que se haya mojado en el asunto, sino más bien han incidido más en las heridas abiertas, como es el caso del PP, que pretende incrementar los impuestos sobre los soportes de grabación, como si éste fuera el problema.
Ningún partido se ha tomado en serio la reducción del IVA y equipararlo al IVA de los productos culturales como debería ser y ninguno se ha preocupado de echarle un vistazo a la actual ley de la propiedad intelectual o de los derechos del autor. Ninguno se ha planteado incluir una mínima “ley de la competencia” en referencia a las Sociedades de Autores, terminando con lo que resulta un claro monopolio de la SGAE. Y para que vamos a ir más lejos y plantear la posibilidad de que los músicos tengan Seguridad Social como en algún país vecino, si eso no implica votos en campaña… Una vez más olvidados de la mano del poder. Y eso que, por el momento, sigue siendo uno de los negocios más lucrativos que existen, y sino que miren el presupuesto anual de la SGAE, o la caja registradora al final del año.
De todas formas, en este periodo electoral, lejos de la política han aparecido varios factores de optimismo en lontananza: por una parte, el éxito más que merecido de la Plataforma de Autoeditores, cada día más numerosa y con un estandarte a seguir en Ojos de Brujo y su brillante trayectyoria en la más absoluta de las independencias. Por otra, el crecimiento y auge del movimiento Free Music, que puede llegar a ser una alternativa más que válida a los formatos actuales de industria. Pero de esto hablaremos otro día…
