Nat 13 oct_03 José Luis Martín
Hemos pasado el tremendo mes de septiembre en Barcelona, durante el cual parece la ciudad cuna de la música, con festivales por doquier normalmente repletos de gran calidad y a precios módicos, por no decir gratuitos.
Comenzamos en el Altaveu de Sant Boi, el BAM y el Mercat de la Música Viva de Vic, concentrados en menos de 20 días para disfrute de la mente y padecimiento del cuerpo; a aquello hay que añadirle el buen cartel de las Fiestas de El Prat y algún que otro concierto que se ha producido de forma incoherente en estas fechas.
Total que acosados por el cansancio, podemos hacer ya valoraciones y disertaciones varias –que se supone que es para lo que estamos aquí–, y una que me llama mucho la atención es la euforia colectiva dentro de la escena independiente por la gran cantidad de bandas locales que han subido este año a los escenarios de BAM.
Es curioso que ese interés por las bandas locales llegue cuando se produce un festival con un presupuesto más modesto, con lo cual la duda no deja de abordarte: será por vocación o por necesidad? Será por decisión o por descarte de caché?… En fin, que digas lo que digas yo lo tengo claro.
La verdad es que, al igual que el año pasado, no me moví del escenario pequeño de la Estación de Francia y ni siquiera deslicé mi curiosidad por el principal en las noches calurosas del BAM. Hablando con unos, esquivando a otros, saludando a estos e ignorando a aquellos podías comprobar que ese escenario estaba funcionando muy bien, incluso en ocasiones mejor que el principal. Sinceramente, me alegré que las bandas mal llamadas modestas –este año con un buen sonido– despertaran la curiosidad del personal y casi llegué a pensar que posiblemente no estuviera todo perdido y que por lo menos aquí, en nuestra ciudad, la cultura independiente estaba resurgiendo… Iluso, pobre de mí, después de tantos años en esto, tanto que ni me acuerdo, todavía me sigo engañando a mí mismo. Llega el último día y el festival de Mondosonoro (felicidades por ese número 100 que tanto cuesta), y aquello se pone como un hervidero; joder si parecía que tocaba el Boss o alguien así, no cabía ni un alma, todo un éxito… Ahora bien, sabes el porqué? Quizás es que las bandas eran muy populares? Tenían un gran tirón? Había muchas ganas de verlas en directo? Hacía mucho tiempo que no se disfrutaba de uno de sus conciertos?… No amigo, no. El secreto es mucho más fácil que eso. El secreto es que eran versiones. Sí, sí, versiones everybody, versiones… Y contra eso no hay discusión… Nada de temas propios, nada de aguantar canciones coñazos, nada de música aburrida… versiones everybody, versiones…
Que happy, que guay, que mierda…