Nat 10 jun_03 José Luis Martín
Mañana post electoral, resaca de votos y diluvio de valoraciones…
¿Sirven de algo? No lo sé, pero si haces una radiografía del último mesecito puedes encontrar algunos datos aclaratorios del panorama. Nos levantamos, hoy lunes 26 de mayo, con una democracia más pequeña si cabe; ya no se puede presentar todo aquel que quiera expresar sus ideas democráticamente, en una sádica contradicción donde se les pide que dejen las armas y se planteen defender sus ideas con la palabra y al mismo tiempo se les prohíbe ésta… Que me lo expliquen.
Sabemos, por si no lo teníamos claro, que España es más facha de lo que muchos se atrevían a decir, y que aquí ya puede llover petróleo. Podemos jugar a matar marcianitos, o “moros”, o lo que sea bajo la bandera de los USA; se pueden pasar por los cojones la opinión de la gente… Colgantes de los que presume Charlie “Aznar” Chaplin en sus monólogos chulescos de campaña… Que aquí las únicas medidas que se toman son las del tamaño de los genitales del presi.
Todo el mundo se retrata en las elecciones, y además todo el mundo gana, y eso si que es difícil. El que baja, gana porque es un paso atrás para tomar impulso; el que sube, gana porque está un poco más alto; el que no se mueve, gana porque está viendo lo que hacen los demás y ahora actuará en consecuencia; y el que no sale en la foto, gana porque, para lo que hay que ver, más vale no estar dentro… Es cojonudo esto de la política, siempre se gana.
De todas formas queda claro que la intolerancia puede estar presente en cada capa cebollesca de nuestra cultura política y, desgraciadamente, más en la izquierda. La derecha no tiene problemas, siempre va a caballo ganador, al que los tiene más bien plantados, al toro de las carreteras, al caudillo de turno; no pregunta, no cuestiona, no duda, no averigua; sólo recibe la orden del águila imperial, se levanta y vota lo que le dicen… Y es curioso ver cómo los que menos creen en las urnas son los que más las llenan. Pero la izquierda es un mar de dudas, siempre dividida, siempre llorando y siempre dando pruebas patéticas de eterno perdedor.
La última del mundo de la cultura es esa plataforma surgida en Madrid para reivindicar un cambio en su alcaldía. Allí, destacadas jetas o caretos culturales pedían el voto de la izquierda, pero no de cualquier izquierda, de la homologada, de la oficial… Vergonzoso episodio de inmadurez el pedir a Mendiluze que abandonara su candidatura –sobretodo patético míster Joaquín Sabina– porque lo único que conseguía era dividir más el voto “¿progresista?”. Y yo me pregunto, ¿Quién tiene la patente de discernir la izquierda buena de la mala? Porque quizás la izquierda oficial debería retirarse para evitar quitarle votos a Mendiluce. Pero es siempre la misma historia: los que allí pedían eso son más o menos los mismos que se han levantado en armas contra la piratería, la oficial, la que les hace daño a ellos. No me extrañaría que si la crisis de la industria musical sigue como hasta ahora, subiendo más que la derecha, cualquier día pidan a todos los grupos underground o minoritarios que se retiren porque lo único que hacen es perjudicar a la música oficial, la buena música, la de ellos… ¡¡¡Hay que joderse!!!