Nat 2 oct_02 Miguel Amorós
Están en su mejor momento. Acaban de editar su segundo disco y las expectativas son tremendas. Pero si consiguen tener un éxito sonado no será fruto de la casualidad. Son años trabajando en ese proyecto ecléctico que une el flamenco con ritmos que ellos, a base de trabajo, han encontrado afinidad. Tangos ajipjopados, rumbas scratcheadas, zambras electrónicas o bulerías funkeadas, según su propia terminología, con unas letras aflamencadas también, y esto quiere decir pasionales, pero actuales. Sus mentes creativas están en plena ebullición y las ideas florecen a cada instante, tienen unas ganas tremendas de presentar su nuevo disco, pero todos deberemos esperar. Sus proyectos inmediatos pasan por encerrarse durante dos meses para preparar a conciencia la puesta en escena de ese “Barí”, que les hacen saltar chiribitas de los ojos cuando hablan de él, y es que uno siempre se siente orgulloso de sus hijos y este, realmente, les ha salido pero que muy guapo.
Los pillamos justo antes de su actuación en La Rivolta, el homenaje que múltiples bandas y amigos tributaron a Carlos Rivolta el bajista fallecido de Dusminguet, y pudimos vivir in situ ese buen rollo reinante entre la banda, su implicación hasta el fin y más, en su proyecto de auto producción y como se enorgullecen de cada uno de sus pasos, sea creando canciones o negociando con una discográfica. Nos sentamos con Marina, Ramón, Juanlu, Xavi y Panko (solo faltaban Max y Sergio del núcleo principal de Ojos) alrededor de una mesa repleta de cervecitas y cigarritos humeantes. Eso junto con el buen humor reinante contribuyeron a suavizar las a menudo frías entrevistas y aunque son muy sencillos, espontáneos y amigables, en cuanto pisan las tablas comienzan a crecer hasta llenar de ritmo, desparpajo y fiesta el mayor de los escenarios.
Parece que desde hace unos meses la actividad de Ojos de Brujo ha sido frenética ¿no?
Juanlu: Desde el pasado noviembre que actuamos en el Womad de Canarias, prácticamente no hemos parado.
Xavi: Hemos estado en el PopKom de Alemania, en Les Escalles en Francia, en la Sala Paradiso de Ámsterdam, el KrackRock de Bélgica, en la plaza del Zocalo en México, en el Arezzo de Italia y también por todo el estado español, Santander, Gijón, Bilbao, Granada. Y en medio de todo esto hemos estado haciendo el disco, o sea hemos trabajado veintiocho horas al día.
Vuestra música se vive mucho en directo. ¿Cómo ha sido la respuesta de la gente en todos esos lugares?
J: La respuesta en general ha sido muy buena, pero también hay que decir que a veces te confías. Por ejemplo, en Bélgica, en un gran festival, triunfamos y después en una sala pequeña teníamos a treinta personas inmóviles. Si vas a un lugar cosmopolita nuestra música entra muy bien, porque ya están acostumbrados a propuestas diferentes, pero si vas algún sitio “más profundo” se quedan flipando.
X: Cada sitio nuevo es una incógnita. Somos concientes del potencial de la banda y del trabajo que llevamos hecho, así que vamos abiertos a todo.
¿Dónde vivís ahora?
X: Marina y Juanlu siguen compartiendo piso en el Gótico. Panko está también por el barrio. Ramón en la Trinidad, Max por Sagrada Familia, yo tocando a Gracia, pero siempre nos juntamos en el Gótico.
A vosotros, que participáis de la vida del barrio, ¿Os descentra de la vida cotidiana el estar inmersos en giras, grabaciones, ensayos?
J: Sí que lo hace. De hecho tenemos planteado hacer pausas cada cierto tiempo para podernos relajar, o trabajar en otros proyectos o inquietudes. Es cierto que estás tan sumido en lo tuyo que a veces no te enteras de lo que pasa a tu alrededor.
Marina: Yo si lo noto mucho. Cuando hay temporadas de bolos me meto tanto, que cuando vuelvo a veces me siento fuera del mundillo donde normalmente me muevo.
Ramón: Mi realidad es un poco diferente porque vivo en la Trinidad y cuando vengo al Gótico es para trabajar. Es una pena, pero hace como un par de años que no pasa nada en mi barrio.
¿Creéis que Barcelona está en un buen momento creativo para la música?
M: Fíjate en lo que está pasando hoy mismo (se refiere a La Rivolta donde pasaron unas veinte mil personas).
J: O en el festival de cortos del otro día. (el Mecal)
Panko: Cuando viajas fuera, te das cuenta de cómo valoran lo que se hace aquí. Nosotros quizás no nos damos tanta cuenta porque estamos tan acostumbrados a las calles y a los adoquines, que no notas los cambios. Pero en cuanto nombras Barcelona todo el mundo te pregunta por lo que se cuece por aquí.
M: Una de las cosas que recuerdo de cuando me vine a Barcelona es que se tocaba mucho en la calle. En Formentera ya estaba difícil y no te cuento en Valencia con el ayuntamiento del PP. Me impactó ver tanta actividad en la calle y eso era muy bonito, pero ahora parece que se está perdiendo. La calle genera relaciones que de otra manera no ocurren. Hace falta más cultura popular.
Hablemos del disco. En el primero había mucho de investigación y de experimentación, ¿habéis seguido esas pautas también en este?
X: Sigue habiendo mucha experimentación
R: Hay una cosa evidente, todo ese trabajo de experimentación que había en el primer disco nos ha servido. Hemos partido de unas bases claras y hemos ido a por un objetivo más directamente.
X: De todas maneras no se puede decir que hayamos seguido unas formulas pautadas de cómo hacer las cosas, nosotros tenemos las nuestras, pero no necesariamente le servirán a otros.
J: Lo que si que intentamos siempre es experimentar con los palos del flamenco. Por ejemplo, en “Barí” tenemos unos tangos que tiran más a ragga y en el anterior lo hacían a reggae, también hay una bulería muy funky y en el anterior había una más africana.
R: La diferencia básica es que el primer disco es un histórico de todo lo que pasó desde que se creó el grupo hasta entonces, y este es un disco que se ha rodado en el directo con una banda ya mucho más compacta. Cualquiera que nos haya visto actuar, cuando oiga el disco, verá que más de la mitad de las canciones ya las conoce. Tocarlas en directo antes de grabarlas te permite tener muy claro como quieres que quede plasmado eso en el disco. También toda la banda se ha implicado mucho más en la producción y todas las ideas se han tenido en cuenta, cosa que en el anterior no pudo ser.
¿Eso quiere decir que ha sido más sencillo llevarlo al disco?
X: No, no. Más fácil no ha sido.
J: A la hora de grabar, lo que más ha contribuido al producto final han sido, más que las ideas, las personas. En el primero éramos unos y en este segundo unas comunes pero otras nuevas. Para mí son como dos primeros discos.
X: Claro, en el primero los colores que añadieron Muñeco, Dani o Beto estaban muy presentes. En este están los aportados por Marina, Max o cualquier otro. Simplemente son distintas personas y el producto es diferente.
Al ser un disco auto producido, ¿Habéis podido hacer todo lo que habéis querido?.
X: Hemos hecho un disco tal y como nos hubiera gustado hacerlo si una discográfica hubiera apostado fuerte por nosotros. Si hemos tenido que repetir una canción dos o tres veces lo hemos hecho, eso es una de las cosas buenas de la auto producción, y que sería impensable con una discográfica, ahora claro, también ha sido mucho más caro y será más difícil para recuperar.
M: Eso es lo que se llama auto explotación. Dentro de un par de años lo mismo salimos todos los Ojos de Brujo en las portadas de los periódicos porque nos meten en el “talego” por las deudas. (risas)
Pero confiáis que vuestro trabajo tendrá frutos ¿no?
M: Lo que queremos es que nos dé un mínimo para poder continuar nuestro camino y seguir haciendo música que es lo que nos gusta, eso sería suficiente y es lo que más ilusión nos hace.
X: Lo que nos gustaría remarcar es que el que está comprando el disco no le esta dando el dinero a una multinacional, sino directamente a unos músicos que lo van a invertir en seguir haciendo más música.
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