Nat 1 set_02 Miguel Amorós
A menudo ocurre que escuchas una canción y sin saber por qué se te queda enganchada en tu subconsciente, comienzas a tararearla y por mucho que quieras no te suelta (y por supuesto que no estamos hablando de esas infumables canciones del verano). Eso nos pasó con “Hasta Los Huesos Todo” de “Jondospeed” (Organic Records) primer disco de Caníbala. Quizás fue por el juego de voces de unos cantantes hasta entonces desconocidos, una era más melódica y flamenca y la otra más dura, o por esos buenos y medidos arreglos de violín, o por esa letra extraña y cruda o por…, sea por lo que fuere nos inundaron unas ganas tremendas de saber más de esa banda “misteriosa”. Y la búsqueda nos llevó hasta Josele Sangüesa, el ser creativo y carismático que habita detrás de cada una de las canciones de ese disco. Una vez localizado concertamos la charla, a la cual también se unió Carlos “el payo ye-ye” Zarazaga (el de la voz melódica), y allí, entre seriedad y diversión surgieron muchos temas y nombres. Hablamos de Kiko Veneno, Antidogmatics, Trimelón de Naranjus, Atahualpa Yupanqui, Estopa y hasta de la revista Popular1. Pero mejor leéis lo que nos dijeron.
Explícanos de donde surge Caníbala
Josele: Caníbala nace de manera inversa a lo normal. Conocí a dos productores que montaron un estudio, eran Hernán Venegas y Francisco San Martín que tocaban con un grupo argentino que vino por aquí, los Shocklenders. Les gustó lo que yo hacía y me puse a grabar mis canciones. O sea, que cuando todo empezó no había banda. Por allí pasaban músicos y algunos fueron dejando su “firma”. Es evidente que el disco suena bastante diferente que el directo. En el disco hay mucha producción y actualmente estamos trabajando los temas una vez formada la banda. Como te decía, el proceso inverso. Somos muy conscientes de que sonamos distinto que en el disco y nos gusta así. Es una forma de que cada canción vaya evolucionando y se mantenga viva.
¿Y antes de este disco no habías hecho nada?
J: Sí, había tocado en mi cuarto (risas). Hace bastante estuve en una banda en la que había componentes de Sopa de Cabra y D’estranquis y era música con influencias de rock americano. Después también hice una maqueta con una banda que se llamaba “Se equivocaron de muerto” que no trascendió y poco tiempo después conocí a Hernán.
Carlos: Yo había estado con los Antidogmatics.
Es curioso ¿no? las vueltas que damos debido a las mezclas entre las influencias y las raíces.
J: Es cierto. Yo crecí oyendo rock&roll y un día de repente encontré a Gato Pérez. Eran unas canciones con unas letras que sentía cercanas y, además, con una música que me llegaba. Descubrir eso fue importante para mí.
C: Actualmente el flamenco es con lo que más disfruto.
¿Y como se traduce eso en la música de la banda?
J: Musicalmente la banda no tiene limites y tampoco vamos hacia ningún estilo concreto, son las canciones las que nos lo van marcando. El grupo es sobretodo una historia de afinidades, no se trata de buscar sino de encontrar.
C: Por la banda han ido pasando músicos muy interesantes, pero los que se han quedado han sido los que Caníbala y su música pedían. Ha sido una historia de enamoramiento.
Y las letras, ¿qué importancia tienen en Caníbala?
J: Para mí, mucha. Yo había publicado algunos cuentos y escribía, y por otro lado me gustaba mucho cantar y hacer canciones. Junté todo e intenté jugar con los ritmos y las letras para romper barreras estilísticas. Como referencias hay mil, Leonard Cohen, Jeff Buckley, pero también Gato Pérez, Kiko Veneno o Auserón, cada uno en su historia. Me gusta mucho la simplificación, como en el flamenco, que con pocas palabras logran sintetizar sentimientos. Las letras son importantes pero para ello tienen que ir acompañadas de una buena música que haga que te entren bien.
¿Y hay algo de Barcelona en vuestra música?
J: Sí, indudablemente. Parece que desde hace unos cinco años se está cociendo algo aquí y hay un colectivo de gente de sitios diferentes, pero con algo en común. Me parece que después del rock y de la movida madrileña, que era algo que tenía que pasar, todo se ha ido normalizando. En aquellos años parecía que a la gente le daba vergüenza bailar una rumba. Todo esto tiene que ver con la historia clásica de que para demostrar modernidad hay que mirar a EEUU con tal de superar ese complejo de inferioridad. Lo bueno es que después llega aquí Björk y se pone a tocar con Raimundo Amador, o viene David Byrne y “flipa” con los Macaco y les hace una remezcla. Pero también hay que decir que ahora mismo Barcelona tiene muchas caras.
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